Fiestas de la Cruz

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Los Rituales de la Cruz: Orígenes de las Fiestas de Caravaca.

La Santísima y Vera Cruz de Caravaca, con su proyección histórica, religiosa y cultural ha dado origen a una serie de rituales que se han ido integrando en un esquema preciso y bien articulado, cuyo cumplimiento anual se realiza en los días de fiestas que se celebran en su honor. Las fiestas de la Cruz son originarias. Nadie las ha inventado, sino que los distintos actos y festejos han surgido espontáneamente sin una programación anterior o elaborada. Son diez los ritos y en ocho de ellos las Sagrada Reliquia interviene directamente realizando rituales de tipo religioso. Los dos restantes, el Parlamento y la Carrera de los Caballos, son elementos básicamente festeros, pero se consideran como “rituales” por su vinculación a la Cruz y por su origen, ya que nacieron de los dos rituales principales: los baños de la cruz en el agua y en el vino.

Moros y Cristianos de Caravaca.

Los Moros y Cristianos de Caravaca de la Cruz cuentan con una historia secular. Rememoran los sucesos del siglo XIII, cuando el Noroeste de la Región de Murcia constituía una de las últimas fronteras con el reino moro de Granada. Surgidos en torno a las compañías de arcabuceros que acompañaban a la Vera Cruz en sus procesiones, en especial en la de la Bendición de Agua, cada tres de Mayo. La tradición, que se remonta al siglo XIV, hizo que durante los siglos en los que Caravaca fue frontera con el reino nazarí de Granada, la Vera Cruz fuera llevada en procesión a este lugar custodiada por grupos de caballeros armados. El fin de la reconquista en 1492 dio lugar a que ese grupo de caballeros, ya sin funcionalidad, fueran convirtiéndose lentamente en comparsa vestidas de moros y cristianos que participan en la fiesta rememorando antiguas batallas de la Edad Media.

El día de la Festividad de la Patrona, tres de Mayo, el desfile-procesión recorre las calles del casco antiguo para llegar al Templete, en donde se celebra el parlamento entre los Reyes Moro y Cristiano. El día 4 de mayo por la tarde, es el momento del espectacular desfile de los Bandos Moro y Cristiano en la Gran Vía, avenida principal de la ciudad. En él todos lucen sus mejores galas, creando un espectáculo destacable por su vistosidad y colorido.

Los Caballos del Vino.

Los Caballos del Vino están ligados al rito de la Bendición del Vino por la Stma. Cruz en la mañana del dos de mayo. La leyenda de los Caballos del Vino narra que en el siglo XIII, estando sitiados los caballeros Templarios en encastillo de Caravaca por los musulmanes del vecino reino de Granada, el agua de los aljibes de la fortaleza se corrompió, por lo que los cristianos se encontraron imposibilitados de mantenerse ante los atacantes. En esta situación un grupo de Templarios decidió salir de la fortaleza, rompiendo el cerco musulmán para buscar agua en los campos vecinos y socorrer con ella a los sitiados, pero las aguas de los manantiales habían sido envenenadas por los sitiadores y solamente encontraron vino. Así que llenaron varios odres que cargaron sobre los caballos. Para volver al castillo tuvieron que atravesar a la carrera las líneas enemigas y, una vez dentro, bendijeron ese vino con la Vera Cruz y lo dieron a los enfermos, que sanaron.

Los primeros datos escritos de que disponemos nos llevan a la primera mitad del siglo XVIII y nos los describen como parte del ritual citado, portando el vino que la reliquia bendecía en la víspera de la invención de la Cruz. La desaparición de la vid en Caravaca supuso un cambio radical en el festejo. Desde este momento los adornos que se colocaban sobre los pellejos de vino fueron formando cada vez más importancia, convirtiéndose en un riquísimo enjaezamiento, elaborado cada año para esa ocasión, que se ha convertido en la característica principal de la fiesta. En la actualidad, el festejo se desarrolla cada año el día dos de mayo, víspera de la festividad de la Cruz y siempre en torno a ella. A partir de las nueve de la mañana, sesenta Caballos del Vino, guiados cada uno por cuatro caballistas y acompañados por multitud de seguidores, recorren por el itinerario tradicional las calles de Caravaca. El final de este recorrido es el último tramo de la subida al Castillo de Caravaca, donde se encuentra la Basílica que custodia la Vera Cruz, y en donde se realiza la carrera, contrarreloj, de los Caballos del Vino, entre una marea humana que se abre al paso de cada caballo, recogiendo en el interior de la fortaleza los galardones que premian la carrera y el enjaezamiento de los mejores.

Fiestas de Interés Turístico Internacional.

La denominación de Fiesta de Interés Turístico Internacional se otorgó a las Fiestas en Honor a la Santísima y Vera Cruz de Caravaca el día 9 de noviembre de 2004. Esta declaración supuso un decisivo impulso de la Administración central a los festejos.

Patrimonio Cultural de la Humanidad de la UNESCO.

La Fiesta de los Caballos del Vino, de Caravaca de la Cruz, forma parte desde el 16 de diciembre de 2020, de la Lista Representativa de Patrimonio Cultural de la Humanidad de la UNESCO. La decisión fue adoptada durante la decimoquinta reunión del Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial.

El cuidadoso enjaezamiento de los caballos con vestimentas confeccionadas expresamente para la ocasión, que incluyen piezas bordadas con seda, pedrería y canutillo de oro y plata, elaboradas a medida para cada animal; la viticultura y la cría caballar son actividades indisociables de la economía, la historia y la cultura de Caravaca. Esta fiesta valoriza la camaradería y la solidaridad, al conferir a sus participantes el sentimiento de pertenencia a un grupo socialmente cohesionado.

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